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Economia

Las tendencias que están cambiando el mundo en el que vivimos

La economía en los próximos años no solamente estará conformada por nuevos productos y servicios sino también por personas diferentes, con demandas y necesidades muy distintas a las de hoy

Por Gabriel Foglia
De la edición Impresa
Que el mundo cambia a un ritmo cada vez mayor no es ninguna novedad. En los últimos días tuve la posibilidad de acceder a dos libros que brindan información muy valiosa para comprender lo que está ocurriendo: Trends Shaping Education (Tendencias que dan forma a la educación), publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y 2010 Shift Index publicado por Deloitte. En el libro ‘Tendencias que dan forma a la educación’ se mencionan cinco factores que están cambiando el mundo. Ellos son:

La dinámica de la globalización

Los productos, servicios, información y capitales se mueven con mayor libertad, dando mayor diversidad cultural y étnica a los países. El movimiento de personas es, sin embargo, la tendencia predominante. Las ciudades toman mayor preponderancia que los países: para 2050 se espera que el 70% de la población mundial viva en ciudades. Existe más similitud entre los habitantes de las grandes ciudades que entre estas ciudades y los pueblos rurales de sus mismos países. Algunas características mencionadas son: países desarrollados con población estable, más gente vive en áreas urbanas, mayor movilidad de las personas (el porcentajes de “nacidos en el exterior” es cada vez mayor), incremento del consumo de energía (se triplicó entre 1971 y 2008), los combustibles fósiles representan 80% de la demanda de energía, con los consecuentes desafíos climáticos que generan, la inequidad (medida en PIB per capita) es cada vez mayor entre los países desarrollados y en desarrollo, el comercio internacional es cada vez más importante (el ratio Comercio Exterior / PIB se duplicó a nivel mundial para los países desarrollados, al igual que la importancia de la inversión extranjera en la economía) y, finalmente, China, India, Rusia, Brasil y Sudáfrica son cada vez más relevantes para la economía mundial.

Desafíos sociales

Aquí podemos enumerar tres conceptos. Primero, la población está envejeciendo debido a una mayor expectativa de vida y baja tasa de natalidad en los países desarrollados. Esto plantea dudas respecto a la sustentabilidad de los modelos previsionales, educativos y de salud. También genera dudas con respecto a la edad de retiro y el rol de los adultos mayores en la sociedad. Segundo, la inequidad social y económica ha ido en aumento. Si bien los ingresos promedio por persona a nivel mundial se han incrementado (especialmente debido al crecimiento económico de China y la India, que concentran la mayor parte de la población mundial), también han aumentado las desigualdades. Tercero, aumento en el individualismo: cada vez menos gente se involucra en actividades comunitarias o sociales, lo que erosiona el capital social de los países. Sin embargo, millones de personas interactúan en comunidades virtuales como Facebook.

El cambio en el mundo del trabajo

Se nota un cambio en el balance entre la vida laboral y privada. En general, las personas que viven en países desarrollados pasan menos tiempo trabajando (comienzan más tarde en la vida a trabajar, se retiran antes, trabajan menos horas y cada vez más elijen puestos part-time). Sin embargo, la tecnología permite trabajar desde el hogar y el viaje al trabajo es cada vez más largo, con lo cual no hay un incremento en el tiempo libre. A medida que la fabricación de productos se traslada a países con bajos costos, los países desarrollados dependen del valor agregado que puedan aportar a la economía para mantener sus estándares de vida (esto requiere altas inversiones en educación e investigación). Las principales características de los trabajadores son: mayor cantidad de años antes de ingresar al mercado laboral, mayor cantidad de años laborables para mujeres y menos para hombres, mayor cantidad de años en educación, el nivel de investigación y desarrollo como porcentaje del PIB es cada vez más alto, el acceso a la educación universitaria es cada vez mayor en los países desarrollados (supera el 50% en países como Corea, Canadá, Rusia y Japón), el número de alumnos estudiando fuera de su país de origen se multiplicó por 4 en los últimos 35 años y la participación de las mujeres en el mundo del trabajo es cada vez mayor.

La transformación de la niñez

La familia tipo cambió sustancialmente los últimos 50 años: padres más adultos, familias más chicas, mayor prosperidad económica, ambos padres trabajan, menor tiempo disponible para los niños. El aumento en el número de divorcios también colabora en el aumento de la complejidad familiar. Las tasas de obesidad en niños han aumentado, al igual que la cantidad de niños tratados por trastornos de atención e hiperactividad. Esta situación está relacionada con las expectativas cada vez mayores de los padres con respecto a sus hijos. Algunas características mencionadas son: menos matrimonios y más divorcios en el mundo desarrollado, más hogares con un solo padre (en Inglaterra, Dinamarca, Irlanda y Suecia más del 20% de los hogares están a cargo de un solo padre), la cantidad de hijos por mujer en los países de la OECD pasó de 3,2 en 1960 a 1,6 en 2000, la edad promedio en que las mujeres tienen su primer hijo pasó de 24 en 1970 a 28 en la actualidad, la obesidad en adolescentes es un problema del mundo desarrollado (llega al 30% de los chicos de 15 años en EE.UU. y al 20% en Canadá), el consumo de medicamentos para el déficit de atención creció exponencialmente en todos los países en los últimos 10 años.

El Cambio tecnológico

La disponibilidad de dispositivos y el acceso casi universal a Internet ha cambiado la forma en que vivimos (cómo nos comunicamos, consumimos y entretenemos, entre otras actividades). El potencial tecnológico todavía no ha sido desarrollado en su totalidad, pero la poderosa fuerza de las redes sociales como emergente de este fenómeno nos da una idea de los efectos de esta tendencia. La cantidad de websites en existencia pasó de 19.000 en 1995 a más de 226 millones en 2009. Y Wikipedia tenía 12,8 millones de entradas en 2009 (75% en 250 idiomas que no son inglés). ¿Qué encontramos en el libro ‘The Big Shift’? En primer lugar analiza los índices básicos, esto es, cómo la evolución de la infraestructura digital y los cambios en las políticas públicas están reduciendo las barreras de entrada a las industrias. Allí encontramos. – a medida que los costos de la tecnología disminuyen, el ritmo de innovación se acelera; – la caída en los costos de almacenamiento resuelve un problema y crea otro; – la banda ancha es cada vez más barata: el mundo es más plano y más conectado; – la creciente adopción de Internet hace que la tecnología digital sea más accesible, creando oportunidades; – la libertad económica intensifica la competencia pero mejora las habilidades para competir y colaborar. En segundo lugar se analizan los índices de flujo (las fuentes de valor económico se mueven desde los “depósitos” de conocimiento hacia los “flujos” de nuevos conocimientos): – las personas encuentran nuevas formas para salir de las cuatro paredes de su organización y participar en redes de conocimientos; – el rápido crecimiento de la actividad en Internet refleja mayor disponibilidad y mejores oportunidades para conectarse con cada vez más personas y recursos; Conclusión Cada una de las tendencias y factores descriptos más arriba puede disparar nuestra mente en distintas direcciones (de hecho, cada frase se presta para escribir un par de páginas). Su impacto en nuestra vida personal y profesional es concreto, y nos permite comprender en qué sentido evolucionaremos. Este proceso no es sencillo. Muchas palabras pueden servir para describir la situación que enfrentamos: desafío, excitación, diversión, impredecible, cambio permanente, caos, oportunidad, temor, entre otras. Creo que lo más importante es entender el cambio externo (lo visto en este artículo) para cambiar interiormente (nuestras habilidades, actitudes, grupos de pertenencia, entre otros) y así maximizar las posibilidades que nos brinda un mundo en continua ebullición. (*) Decano Facultad Ciencias Económicas de la UP.
(Fuente  eleconomista.com.ar) 
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