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Se saca el overol y suena su bandoneón

Lanús Este

Se saca el overol y suena su bandoneón

09/09/2012 Juan José Serafini tiene 65 años, dos hijos y un taller mecánico. Pero su gran pasión es el tango: arranzó a los ocho años y ahora toca de oído más de 250 temas.
Por Juan Carlos Diez
 Aprendizaje. Juanjo toca de oído más de 250 temas.
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Aprendizaje. Juanjo toca de oído más de 250 temas.
La radio del taller está clavada en la FM Tango. Y el mecánico, concentrado en afinar un motor, saca de su overol un papelito y anota: “El gallo Ricardo”. Dos semanas después, ese tango, tan complejo como desconocido para su amplia memoria musical, suena igual en el bandoneón de Juan José Serafini. Doble vida la de este vecino de 65 años y dos hijos que, para Lanús Este, es “El Tano”, y para su público, “Juanjo”. Mecánico desde que era pibe, le dedicó 40 años a los autos de competición de Turismo Nacional y casi todas las categorías zonales. A los ocho años su vida tomó una dirección inesperada: fue cuando su padre le regaló un bandoneón. “Me hice profesional y dejé a los 25. Pero hace 12 volví. Me duele en el alma pensar los años que me perdí de estudiar y tocar, pero hoy estoy contento. Tengo mi estilo, la voy de perfil bajo. Toco sencillo y a la gente le gusta”, cuenta. Y se lava bien las manos engrasadas de andar con los fierros.
Después de trabajar desde temprano en el taller de Lanús Este, “El Tano” deja las herramientas y se encierra con sus dos fuelles. “Toco de oído y sé más de 250 temas. De jueves a domingo me presento en tanguerías de la zona y en la Capital”, dice mientras mueve las manos como si tuviera un bandoneón. “Después de laburar en el taller estoy con el ‘motor frío’ para tocar. Pero cuando empiezo a sacar un tema, ¿sabés como me pongo? Me quedo horas tocando con la luz apagada”, afirma. Y para predicar con el ejemplo desenfunda su bandoneón.
“Escuchá cómo suena este fuelle. Parece un Falcon, pero de los de antes”, compara. Dueño de un oído privilegiado, nunca le gustó la teoría musical: “Hay bandoneonistas de estudio que si les sacás la partitura, están fritos”.
Cuando llega el jueves, “El Tano” se pone su traje impecable, sus zapatos de charol y se va a las tanguerías. “Me gusta vestir bien y brindarme al público que me va a escuchar. Arriba del escenario no tenés que ser un pelotudo”, sostiene. “Hice muchos sacrificios por los fierros. Pero ya no bajo más a la fosa. Ahora sólo trabajo ‘de arriba’: mecánica liviana, inyección y afinación”, detalla. Y, sentado entre dos autos de lujo con el capó levantado, se olvida de las herramientas y se despacha con una sentida versión de “Flor de lino”. “Juanjo” o “El Tano”: mecánico afinado, bandoneonista de alta gama.(clarin)