Bienvenidos

“Mientras haya un solo pobre, no estará completo nuestro proyecto”

Con una emoción difícil de contener, la Presidenta puso en marcha el tercer período kirchnerista. Defendió las medidas de estos 8 años y anunció la creación de la secretaría de Comercio Exterior.
Frente a un Congreso colmado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner asumió su segundo mandato de gobierno en un acto muy emotivo en el que confirmó el rumbo político del país.
Antes de dar un discurso de casi de 70 minutos, juró en su cargo y pidió que si no cumpliera con los deberes asignados, “Dios, la Patria y él” se lo demanden, en clara referencia a Néstor Kirchner.
Luego repasó las medidas más importantes de los ocho años de gestión, entre las que mencionó la Asignación Universal por Hijo, la recuperación de “5 millones de puestos de trabajo” y el canje de deuda externa. Aparte, anunció la creación de una secretaría de Comercio Exterior en el ámbito del Ministerio de Economía y reclamó la sanción de las leyes penal tributaria y de protección de tierras.
Más allá de eso, no hubo grandes sorpresas durante una jornada que en las calles se vivió a pura fiesta. Para todos aquellos que esperaban algún tipo de declaración o cruce contra el ahora ex vicepresidente Julio Cobos, no se produjo tal situación.
El ex funcionario tuvo que contentarse sólo con conducir la Asamblea Legislativa y después, mirar desde un costado las palabras de la Presidenta. Incluso, tampoco se dio el gusto de colocarle la banda presidencial, sino que fue Florencia Kirchner quien le entregó los atributos a su madre antes de estrecharle un fuerte abrazo.

LOGROS DE GESTIÓN
En el comienzo, se vivieron los momentos más sensibles del día. Cristina, con los ojos vidriosos, reconoció lo que todos imaginaban. “Hoy no es un día fácil. Pese a la alegría y a la contundencia del voto popular, falta alguien, que hace ocho años y cinco meses, en este mismo lugar, dijo que pertenecía a una ‘generación diezmada’”, comenzó su discurso.
“Desde entonces, la Argentina ha dado un salto fenomenal. Hoy tenemos un país que ha crecido más que en sus doscientos años de historia, y por eso podemos decir que estamos ante un nuevo panorama”, siguió. Desde ahí, paso a paso, enumeró los logros económicos alcanzados desde 2003.
En principio, la Jefa de Estado señaló que ocho años atrás “más del 140 % del PBI” estaba comprometido al pago de la deuda, “con más del 54 % de la población sumida en la pobreza y 25 en la indigencia”.
Hoy, remarcó, la AUH “representa el programa social más importante a nivel global”, abarcando “el 1,2 % del PBI”; los jubilados “tienen una cobertura previsonal del 96 %” y el país ha “alcanzado el mejor salario vital y móvil de toda la región”.
De todas maneras, más allá de ese recuento, consideró: “Mientras haya un solo pobre en la Argentina, no estará cumplimentado nuestro proyecto nacional, popular y democrático”.

INTERESES PROPIOS
En otro tramo del discurso, Cristina se refirió a la crisis económica de los países desarrollados, como una especie de reflejo retardado de lo que sucedió en Argentina en 2001.
En ese sentido, destacó las políticas económicas adoptadas  por el Gobierno para atravesar la crisis mundial, sobre todo, lejos de las medidas de ajuste fiscal y social aplicadas en Europa: “Ellos gobiernan con metas de crecimiento del sector financiero; nosotros con metas de trabajo y empleo.
La inversión pública ha dejado de ser un gasto para ser considerada una inversión social.” Fue ahí cuando adelantó la creación de una Secretaría de Comercio Exterior, que estará en manos de Guillermo Moreno, bajo la órbita de la cartera de Economía y la conducción de la Presidencia.
Para fundamentar la decisión explicó que “el comercio de un país no es un comercio a dos bandas, sino a una sola y no puede estar dividida”. Por si fuera poco puntualizó: “La falta de coordinación nos convierte en un Estado bobo. Yo quiero ser cualquier cosa menos boba. Quiero que todas las áreas se articulen”.

DE FRENTE
Para finalizar el acto, la Presidenta marcó la cancha e hizo una serie de pedidos. Volcándose de lleno al ámbito local, aseguró que el Gobierno reconoce “el derecho de huelga, pero no de chantaje ni de extorsión”.
Reivindicó la vigencia de paritarias y consideró que esa instancia de negociación entre el Estado, los sindicatos y las empresas debería completar la discusión “de la competitividad”. Como lo viene haciendo en este último tiempo, pidió privilegiar el diálogo por el bien de todos.
En esa línea, pisó fuerte y aclaró que el Gobierno soportó “cinco corridas cambiarias, empujadas por las corporaciones”. En ese panorama informó que el Banco Central vendió casi US$ 16 mil. Pero aclaró que la acumulación de reservas continúa siendo uno de los puntales del modelo. “A ver, que les quede claro a todos, yo no soy la presidenta de las corporaciones, soy la presidenta de los 40 millones de argentinos”, espetó.
En ese momento, todo el recinto se paró para aplaudirla. Sobre los minutos del cierre, Cristina no se guardó agradecimientos y reconoció a “los com-    pañeros y compañeras que aguantaron en la calle y a los que creyeron en nosotros en las urnas”.
Como no podía ser de otra manera, recordando a su compañero de toda la vida, terminó parafraseándolo: “No vamos a dejar las convicciones en la Casa Rosada. Vamos a trabajar por una Argentina más justa, inclusiva y solidaria”.
  (la union)