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Con Malvinas, Cristina evidenció respaldos dentro y fuera del país

Como ningún otro político argentino, la Presidenta muestra cómo conducir el conflicto por las Islas.
La soberanía marca la agenda. La nueva etapa del kirchnerismo, con Cristina como única conductora, pone en el centro de su discurso y política exterior la cuestión Malvinas. Claro, se cumplen 30 años de la nefasta gesta surgida al calor del ahogado gobierno militar, con Galtieri como gran arengador.
No obstante, nunca un Gobierno democrático hasta la fecha había insistido de forma tan constante y enérgica sobre este derecho argentino, a pesar de cumplirse aniversarios de la guerra.
De derecho se habla cuando se reclama por Malvinas, y en cada presentación –foros internacionales y actos en Casa de Gobierno– Cristina lo deja claro. Argentina tiene el derecho a discutir pacíficamente con Gran Bretaña acerca de un territorio usurpado, expropiado, arrancado al país hace ya 178 años.
Y así lo ha dicho una y otra vez la Organización de Naciones Unidas. Así, una y otra vez Gran Bretaña incumple. Cristina no tiembla, y lo señala, de frente y a la cara de la vieja colonia pirata.
Cristina Fernández supo (y logró) como ningún otro político de Argentina, sembrar y cosechar adhesiones a la causa, desde todas las latitudes, ideologías, y sectores de la sociedad.
En el teatro internacional se obtuvieron apoyos en espacios bien próximos como el Mercosur, y la recién creada Celac, que nuclea a países americanos con exclusión de Estados Unidos y Canadá.
También dieron su respaldo los países que integran el Alba, esa interesante experiencia donde países otrora sucursales norteamericanas como Bolivia, Venezuela, Ecuador y Cuba conviven para generar nuevos mecanismos de integración comercial, científica, social.
En forma conjunta o en manifestaciones unilaterales, la mayoría de los países latinoamericanos dijeron “sí” al reclamo argentino. Trabajosa y dedicada tarea del canciller Héctor Timerman, ordenada por la Presidenta, que cada día deja caer sus frutos.
Hay que resaltar la contundencia del apoyo chileno, que una y otra vez ratificó su decisión de acompañar el pedido argentino de diálogo, como así también el bloqueo a barcos que operen bajo bandera de las islas. Un refl ejo de estos tiempos. Un gigante como China también abrazó la causa, y Estados Unidos sugirió que Gran Bretaña dialogue.
La política exterior de Cristina exhibe notables credenciales, que casualmente desacreditan a quienes supieron plantear que la Presidenta carecía de actitud o decisión para ejercer el poder, tras la muerte de Néstor Kirchner. Vale recordar, que el ex presidente fue nombrado primer secretario de la Unión de Naciones Suramericanas.
En el plano interno, esta mujer pudo sentar en Casa de Gobierno a peronistas federales, radicales, socialistas, miembros del Pro y la Coalición Cívica en torno a esta política. Allí también estuvieron el juez de la Corte Raúl Zaffaroni, dirigentes gremiales como Hugo Moyano y Hugo Yasky, empresarios como José de Mendiguren, y sigue la lista.
La foto habla por sí sola. Cristina deja claro que cuando se discute de Malvinas se debate la historia, la geopolítica, y por supuesto la economía. Gran Bretaña avanza allí con exploraciones hidrocarburíferas, una de las tantas guerras del siglo XX que pervive en el XXI.
Una historia para otro capítulo, que bien se enlaza con el señalamiento del Gobierno hacia las petroleras que operan en tierras argentinas. “Exploten los pozos y abastezcan el mercado interno, porque la fiesta de girar utilidades al exterior tiene corta vida.
” Un breve repaso de estos meses, muestra viva de una Argentina gobernada por una líder política: una mujer que sabe ejercer la responsabilidad otorgada por el voto popular. Dicen que en la cancha se ven…(launion)