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El angustiante escenario de hoy tiene una historia

De Aguilar a Passarella, fallas de técnicos y jugadores, decisiones erróneas y factores externos.
Cómo? ¿Por qué a nosotros? ¿Será posible? Son algunas de las preguntas que se hacen los hinchas de River, cuyo temor por jugar la Promoción recién se volvió realmente palpable tras el empate ante Olimpo. Después del partido en Bahía Blanca, todo River cayó en la cuenta de que está apretado como nunca antes en su historia. Ahora bien, ¿quiénes son los responsables de sus desventuras? El reparto de culpas durante las últimas tres temporadas -las que se contabilizan para determinar el promedio- es más bien amplio. Durante los casi tres torneos que abarcó la gestión de José María Aguilar, el equipo jugó 55 partidos y consiguió 56 puntos . Pasaron Diego Simeone (consiguió el 23,8% de efectividad; su título en el Clausura 2008 no cuenta para los promedios), Gabriel Rodríguez (interino, 26,7%), Néstor Gorosito (41%) y Leonardo Astrada (37,2%), y sus campañas dejaron mucho que desear. Desde que asumió Daniel Passarella, River jugó 56 fechas y sumó 83 puntos . El Kaiser también convivió con Astrada, luego contrató a Angel Cappa (50%), a quien despidió, y le dio pista a Juan José López (56,1%), coordinador de las Inferiores. Entre Cappa y Jota Jota mejoraron la producción anterior, pero ello por ahora resulta insuficiente.
La herencia que dejó Aguilar, pesada en lo deportivo y en lo institucional, con un club poco menos que devastado económicamente, condicionó a la actual gestión, que también cometió muchos errores, en especial en la política de compras y ventas. Los aciertos en las llegadas de Ferrero, Carrizo, Maidana, Román y Pavone chocan de frente con las contrataciones de jugadores como Canales, Rodrigo Rojas, Arano, Ballón, Caruso, Juan Manuel Díaz y Bordagaray, quienes -en mayor o menor medida- aportaron mucho menos de lo que necesitaba el equipo. A la luz de los resultados, la actual gestión regaló el primero y el último de sus tres libros de pases. Passarella no lo dirá, pero también se debe estar lamentando por no haberle vendido a Benfica a Gabriel Funes Mori en 8 millones de euros, un dinero que hubiera sido vital para contratar alguna otra cara de peso.
A contrapelo de lo que muchos de sus hinchas creen, la cadena de desaciertos no se inició luego del título que Simeone consiguió en el Clausura 2008, tras el cual el equipo terminó último. Fue bastante antes, con decisiones -como la entrega de porcentajes de jugadores a cambio de pintura para el estadio- y sospechas de desmanejo que condujeron al club a una suerte de vaciamiento progresivo. Eso se tradujo en la conformación de equipos débiles y en la contratación de futbolistas de tercer orden, como Cohene Mereles y Paniagua.
Hay que sumar también que Olimpo y All Boys realizan campañas superiores a la media para los recién ascendidos; que ocurrieron fatalidades deportivas en el actual Clausura como el error de Chichizola ante Vélez y los de Carrizo frente a Boca y San Lorenzo; y que hubo desaciertos arbitrales que lo perjudicaron, como el gol que Federico Beligoy le anuló a Funes Mori en Mendoza y los penales que omitió Patricio Loustau en el último Superclásico.
Hubo demasiados errores y hasta los planetas parecen alineados en su contra . Le quedan tres fechas para encontrar la salida .(clarin)